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FACTORES DE EXPULSIÓN

 

2017


CRÍTICO INVITADO:
Hernán Pacurucu C


Una curaduría de: Víctor Hugo Bravo, Tomasz Matuszack, co-curaduria de Hernán Pacurucu C

 

Curaduría presentada en:


Galería Kobro 
Academia de Bellas Artes Strzeminski de Lodz [Akademia Sztuk Pieknich (ASP)], Polonia 2017.

 


Artistas participantes:

 Anders Rönnlund,  Alexis Minkiewicz, Víctor Muñoz, Claudia Osorio, Ricardo Fuentealba, NETO, Sebastián Riffo, Víctor Hugo Bravo, Ila Coronel, Igor Omulecki, Arkadiusz Sylwestrowicz, Tomasz Matuszak, Irena Zieniewicz, Agata Zboromirska, Zuzanna Morawaska, Maria Krasnodebska, Filip Kampka, Krzystof Bill, Patrycia Cichosz, Paulina Grosz y Anna Kwiatkowska.

 

 

 

Texto crítico de la muestra


Por: Hernán Pacurucu C

SPURRING FACTOR (FACTORES DE EXPULSIÓN)


la eyección como modelo posible de expulsión

“Articular presupone unir dos o más piezas de modo que mantengan entre sí alguna libertad de movimiento. Desde esta noción establezco que el ejercicio de formación de un nuevo cuerpo de texto está en comprender las partes que modulan los contenidos que se desprenden del problema. O como se lee en Barthes, en los ejercicios de Loyola: “la materia está sometida a una separación incesante, meticulosa y casi obsesiva”, que por una parte nacen de un lenguaje surgido de una experiencia y por otra es una experiencia en sí misma, intransmisible. Los episodios se alternan entre la escritura de desarrollo de la vivencia y del que circunda la vivencia, generando dos modos de acercamiento a la materia del viaje en sus dos máximos estados, el real y el imaginario. La reconstrucción de una realidad mental que aproxime a la comprensión de una característica inalienable del ser: el movimiento. Se trata de vislumbrar la forma en que se deben escoger los ligamentos para esta articulación. Hablo de ligamento como determinaciones conceptuales que unen este cuerpo que intenta estar preparado para su disección comprensiva.”


Ricardo Fuentealba Fabio 

“Qué tiempos éstos.- ¡Qué tiempos éstos, sí¡ Tiempos de profunda transformación -y dejémoslo en ello. Tiempos de incertidumbre y cambios tremendos, inmensurables, tiempos de desplazamientos globales, masivos, como si se corrieran las grandes placas tectónicas que sustentan desde lo mas profundo nuestro mundo. Tiempos en los que incluso hablar de globalización, de mundialización de la economía o de homogeneización cultural, -es seguramente quedarse corto, muy corto. Tiempos en que pensar todas esas transformaciones reclama por encima de todo percibir una que se refiere a nuestro propio lugar frente a ellas: uno que vuelve a ser pasivo e inercial. Como si de todos esos procesos -que se refieren a la transformación estructural en profundidad de todos los órdenes de nuestro existir, en las sociedades contemporáneas- nuestro lugar como protagonistas activos y responsables estuviera excluido. Como si, dicho de otra forma, todo respondiera a procesos inercia de evolución sistémica, como si en ellos no nos pudiera corresponder ya más  papel que el de espectadores pasivos acaso y como mucho el de analistas, el de tristes escribanos levantadores de actas -patéticas actas.”


José Luis Brea


Políticas de arte

 

Partimos de la comprensión del formato curatorial propuesto por Víctor Hugo Bravo y Tomasz Matuszak para este proyecto llamado: Factores de Expulsión, el cual será presentado en Polonia en la Galería Kobro y que reúne a varios artistas de todas partes del mundo conocido en el interior del imaginario de los curadores de la muestra; artistas como el Sueco Anders Rönnlund, el argentino Alexis Minkiewicz, el colombiano Víctor Muñoz, los chilenos Claudia Osorio, Ricardo Fuentealba, NETO, Sebastián Riffo, Victor Hugo Bravo, el ecuatoriano Ila Coronel, y los polacos Igor Omulecki, Arkadiusz Sylwestrowicz, y Tomasz Matuszak además de Irena Zieniewicz, Agata Zboromirska, Zuzanna Morawaska, Maria Krasnodebska, Filip Kampka, Krzystof Bill, Patrycia Cichosz, Paulina Grosz, Anna Kwiatkowska, y del cual funjo yo como teórico y crítico invitado a generar dispositivos creativos y material cognoscitivo que permita reflexionar sobre la práctica artística a partir de las experiencias asimiladas por el colectivo de artistas participante y de alguna manera producir los acercamientos necesarios para su correcta interpelación. 

Acto 1: movimiento tectónico

El proyecto SPURRING FACTOR (FACTORES DE EXPULSIÓN) surge de una necesidad de entender estos grandes desplazamientos y sus secuelas tanto políticas, económicas, sociales, como culturales, pero sobre todo esos puntos de inflexión que se generan una vez que estos grandes desplazamientos que –dicho sea de paso- van en varias direcciones, desencadenan el colapso y la consecuente fractura; más aún cuando esos grandes movimientos tectónicos de masas proporcionan, en las fisuras, los elementos plásticos necesarios a la vez que obligan al artista a enarbolar lenguajes visuales más sofisticados que no se consuman en el localismo endogámico sino que sean capaces de ahondar la práctica artística a partir de dialectos globales factibles de ser asimilados en un entorno critico más universal.

Entonces lo que se propone a los productores visuales desde la curaduría planteada por Víctor Hugo Bravo y Tomasz Matuszak, es proyectar esos cruces, pues en ellos se obtiene el caldo de cultivo necesario para que se pueda gestar una amalgama de posibilidades tanto visuales como discursivas factibles de proporcionar material estético y cognitivo en lo que se ha dado en llamar procesos en transito. 
 
Acto 2: una brevísima historia personal 

Una vez invitado al proyecto y luego de un prudente espacio-tiempo para las debidas reflexiones, asumo el modelo propuesto por el programa y su curaduría y decido viajar dos meses antes de la conjugación de la muestra (el 21 de abril) para en este desplazamiento (por terreno desconocido) poder lograr entender mejor el asunto a estudiar, tomando muy presente la idea de Deriva que Guy Deboard ya la manifestó en su época, además de garantizar no caer en aquella redundancia, me comprometo a hacer de este desplazamiento un acto radicalmente disímil.

Así mismo asumo a cada instante el consecuente concepto de nomadismo que obviamente y formando parte de un Clan Nómade me permitiría cerrar a viva voz tales contenidos sin forzar el argumento y así evitar torcer los esquema conceptuales propios del proyecto. 

Sin embargo siento que desplazarse no es la tarea a cumplir pues sería caer en el clishe de lo ya explorado -a manera de lugar común- es en ese instante cuando me embarco en la idea de aparecer por instantes en la vida de mis amigos europeos e interferir en sus espacios y lugares, en algunos casos por instantes, por días, por horas o a veces solo por teléfono o vía red social (a pesar de estar en el mismo sitio, lo cual le da un tinte de virtualidad al puro estilo “deslocalizado” de las teorías de Paul Virilio).

Esta aparición irruptora dentro del cotidiano del artista, critico, teórico provoca un mejor entendimiento del contexto en que la persona se desenvuelve, con el afán de asumir un rol menos protagonista y abstraer de si la menor cantidad de influencia posible en el juego de una antropología relacional susceptible además de modificar lo menos posible la cotidianidad del afectado. 

Dicho así, me vuelco a aparecer unos días en Madrid, otros en Upsala, en Estocolmo o en Copenhague así como en Berlin, Varsovia y finalmente en Lödz. (entre otras) teniendo siempre presente que no deja de ser otra forma de desplazamiento Nómade y en ese sentido cada aparición siempre será mas cerca del origen de destino (los desplazamientos o las migraciones se dan con algún propósito, alguna razón pero sobre todo con un objetivo concreto). Y en este sentido, el desplazamiento nómada se contrapone a la deriva. 
 
El nomadismo cumple un propósito aunque este propósito sea simplemente transitar mientras la deriva no posee agenda pulida, el nómada encuentra una cartografía conceptual que le permite transitar. Así mismo transitar a lo mejor sea la forma mas difícil de detener el tiempo (y detener el tiempo eso es estatismo), tal cual la Nasa lo oficializo con sus experimentos en astronautas que viajan al espacio y regresan segundos mas jóvenes que el resto de la humanidad.

Acto 3: movimiento de eyección o efecto catapulta 

Dentro de la retorica del viaje como aparato de compresión estética para indagar sobre posibilidades plásticas me interesa dos dispositivos que dan un vuelco fenomenal al sentido de desplazamiento propuesto desde la curaduría, el primero es el movimiento de eyección ya que la eyección te captura te absorbe y te lanza a otro espacio tiempo diferente, tal como los agujeros de gusano lo harían en el desarrollo de los multiversos posibles en el interior de la Teoría de Cuerdas, o como lo hace una catapulta, te lanza a otra escena y caes de improvisto en un devenir ajeno al tuyo viéndote obligado forzosamente a convivir en un contexto diferente así como en un espacio arraigado de connotaciones históricas, sociales, religiosas, estéticas, morales, políticas y culturales que a pesar que de alguna manera lo puedes conocer no sirve de mucho cuando los efectos de realidad que se desarrollan en ese devenir son absolutamente mas complejos de lo que los medios de comunicación o la pura teoría te quieren hacer creer. 

Es entonces cuando los SPURRING FACTOR (FACTORES DE EXPULSIÓN) sustraen de una manera mas desalmada su secuela mas violenta, el ejercicio se lleva a cabo como un momento de terror pero también de asombro aunque sobre todo de experiencia, ser expulsado o catapultado fuera, sin duda es una manera diferente de enfrentar el nomadismo, ya no desde lo deriva como lo hacen las vanguardias del arte pero si desde la inestabilidad de quienes viven entre las fisuras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TEXTO CURATORIAL


Por: Víctor Hugo Bravo
FACTORES DE EXPULSIÓN


El proyecto FACTORES DE EXPULSION, revisa las migraciones sociales desde las posibles interfaces que se generan en el actual fenómeno mercantil de la producción visual. Las nuevas conexiones entre arte, mercado y visibilidad de la obra van generando un campo de movimiento de la producción visual que restringe y en casos elimina todo ejercicio situado en los campos borrosos de la cultura. 
Al margen de los centros fundamentales del arte, la conexión entre Chile y Polonia pasa por un mismo anillo de fuego, un mismo campo de estar constantemente a un costado de la escena oficial, generando una producción que caracteriza un hacer dislocado temporalmente en relación a lo contemporáneo, pero que justamente en esa coyuntura ejerce una cercanía en la condición social de la obra, en los intereses de esta y su enraizamiento a ciertos formatos visuales que permiten coordinar un dialogo nivelado desde la forma y las ideas. 
Pensando en prácticas como la pintura, el dibujo y los campos del objeto y la instalación la circulación que se logra establecer instala cuestionamientos que son esenciales a ambas culturas pero abrigadas de contextos muy diferentes, ahí se pueden establecer migraciones visuales que amalgaman un campo de lenguaje común, acentuando una fluidez en la escenificación colectiva. Se crea un versus discutido donde malestares, entornos y soluciones pasan y transitan lejos de las  vitrinas actuales de la obra, una suerte de isla entre dos márgenes

 

 

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